«Cuando era joven, me dolía el corazón por la
violencia e injusticia de este mundo. Quería con
toda mi alma darle un sentido profundo a mi existencia.
Quería que, al morir, mi vida hubiera servido para
marcar una diferencia en este mundo, aunque tuviera
que pagar un precio muy alto para hacerlo.
Por eso mi oración era:
‘Señor, dame la fuerza y la sabiduría para que mi
vida contribuya a mejorar la adversa situación de
este mundo.’
Después, siendo un hombre ya maduro, me di cuenta
que no había podido cambiar nada, que el mundo continuaba
igual o peor. Estaba frustrado porque me sentía impotente,
entonces modifiqué mi oración de la siguiente manera:
‘Señor, ya que no pude cambiar el mundo, dame la fuerza
y la sabiduría para ayudar a cambiar a mi familia y a
mis cercanos.’
Ahora que soy un anciano, me doy cuenta de lo ingenuo
y arrogante que fui al tratar de cambiar a los demás. En
mi infancia me enseñaron que todos mis problemas eran
culpa de otros, que mi felicidad y mi progreso no dependían
de mí. Cuan equivocados estaban.
Como derroché mi vida fijándome en los errores de
los que me rodean, culpando a los otros de mis problemas,
en vez de enfocarme en reconocer y corregir mis propios
errores, mi oración ahora es:
‘Señor, dame la fuerza y la sabiduría para aprender a
ver y a reconocer mis errores, para utilizar mi fuerza
y mi poder personal, para ser cada día alguien que
sabe crecer y elegir la acción constructiva en vez de
la queja.»
Estimados amigos ¿Cuán diferentes serían nuestras vidas, si la
energía que hemos gastado en culpar a los demás de nuestros
problemas, la hubiéramos empleado en resolverlos? Poco
puedes hacer para cambiar al resto y mucho para cambiar
tú mismo. ¿Qué puedes hacer hoy para cambiar tu vida?
Este texto me lo ha enviado el Grupo de PNL de la comunidad XING,
y quería compartirlo con todo el que entre en este espacio web.
Francisco Beltrán
Cuanta razón… que bueno sería nacer ya enseñado no?
un abrazo.
Lo que pasa es que nos faltaría motivación, piénsalo; Si lo sabes todo qué Harías?
un abrazo
Las personas a veces caemos en un pozo sin fondo del cual no sabemos salir, ni que hacer para cambiar, pues la mayoria te empuja a hacer lo que no quieres aunque veas que no es por hay. Resistir a esa masa es dificil y intentar cambiarla imposible. Nunca me ha gustado ser borrego y eso siempre perjudica.
A lo mejor hay que hacer lo del cuento de la la burra y sacudirte la tierra.
-Cayó dentro del pozo y para que no sufriera su amo la quiso enterrar, la sorpresa fue que cuando le caía una palada de tierra la burra se la sacudía, y al final salió del pozo y vivió-.
Sacúdete toda esa tierra que no te deja avanzar ya que no te hace falta para nada.